TRINIDAD i TOBAGO
viernes, septiembre 29, 2006
  Puedes hacer click en el título y en el final
Viene de la página 9


ahorcado, salió corriendo, tal como si hubiese visto al demonio. Hoy lo pienso y me veo a mí mismo colgado, con la cara bermellón y un pepino incrustado en el recto. La vida está seca me dijo mi amigo hace algún tiempo, mientras cabeceábamos isla encanta de Pixies. Esa noche lo miré y reí mientras todos bailaban entre los naranjos del patio. Le confesé que mi sueño era hacer una fiesta donde sólo escucháramos las canciones del grupo de Boston y que luego de emborracharnos fuésemos a tirar confor a los árboles… como en el video ese, que tanto me gusta. Pero ya nadie escucha a los Pixies, y ya nadie lo recuerda a él. La vida se está secando para mí también, ayer tiré todos mis discos a la basura, y es probable que termine buscando la humedad perdida entre los meandros sucios del Zanjón. Hay sueños que decidí guardar bajo la almohada… como la fiesta, como el suicidio de mi amigo, como la fama de un rockstar que escribe cuentos para no envejecer. Su muerte pudo ser la mía, su último grito mi canción. Cuando muere alguien joven todos se apenan al sentir que la posibilidad de una vida plena se ha truncado, mi amigo no pasó los veintitrés.
Es

Continua en la página 168

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domingo, septiembre 24, 2006
  famosito en renca, mi amor
Y te espero aunque no llegues nunca; y escribo la noche entera por el beso idiota… y me miras extrañada, distinta, como si aquí no hubiese pasado nada, como si no hubieses sangrado, como si no te hubiese querido, como si no me hubieras querido.
Me duele una mujer; y la extraño; y tengo miedo porque el tiempo se acabó.

dos a.m.
De susceptibilidad hiriente, de orgasmos reprimidos. Me tatúo a Capote en las piernas y camino por la última noche de los dos. Que me querías famoso y yo te quiero así, simplecita, más que la primera vez; ilusionado con respuestas, abandonándolas en el extremo superior derecho de la nación. El cuarto con moscas; dejo la repulsión a un lado, no las golpeo y revolotean en el suelo descompuesto, alicaídas, veces enteras. Que sientas que ya no te quiero, chalequito de la ligua nuevo. Que me aprietes fuerte y que me digas que todo va a estar bien. Tengo ganas de verte infeliz, con tu pelo horrible, con tu otro amor en el cuello. Tengo ganas de odiarte; de sacarte, estúpida…, de pensarte muerta, de sacudirte con los dedos. Tengo ganas de olerte mal, de verte miserable, olvidada, podrida; de llorarte, sin intentarlo.
tu fragmento // la noche de las moscas


Lo traté de fascista, ¿sabes? Y sentí que mi rostro se desfiguraba, se volvía imbécil, se arrepentía, mientras me dejaba la vergüenza. Me dijo que todos nos aburguesamos, que si no acatábamos, nos marginaban y perseguían en el súper…; que cómo iba a sostener a mi familia, que en qué colegio iba a poner a mi hijo. Hoy me lloró y lo besé, y es que con el tiempo se ha vuelto sensible… y te quise, y él estaba triste por alguien que no era suyo, y te pensé conmigo en el almuerzo familiar. Te pensé en secreto, como despertándonos…, como queriéndonos de pasado.
Hoy no es un buen día para escribir. Hoy es el día malo. Hoy es cuando decido no volver a lucrar contigo nunca más, es cuando doy cuenta que no he podido dejar de creer en ti. Y pienso en nuestra fiesta inverosímil, en los globos y serpentinas, en la felicidad plástica, en que crecí queriéndote y en que ya nada podría llegar a emocionarme/que viene a ser distinto a la sorpresa.
Hoy te quiero cerquita/cerquita, de todas formas. Hoy te quiero llorándome, como por las manos…, como por los dientes y la vida fea. Aún no te quito, pero me estoy despidiendo de tu personaje y de las voces públicas, apelando a la vigilia absurda del día en que, por obra de la virgencita, abra la puerta y seas tan tú del otro lado.
Me sulfuro con facilidad, ¿sabes? No, cómo has de saberlo. Es que quiero otra vida… quiere ponerme el uniforme, y yo lo golpeó en el santalucía, y me convierto en héroe. Y me trasciendes hasta en los dedos y yo no te quiero olvidar. Que no tenga miedo, me dice el que me recomienda y ofrece trabajo.
Mejor me dejas así, como estoy… extrañándote, como por partes. Mejor me dejas en sampablo reconstruyendo los veranos sin que se entere nadie; esperándote, mientras no vienes nunca más por mí; relatándome el cuento horrible, creyéndome el final feliz de la vida…, ese del enamoramiento senil, el de la existencia de los dos, el telenovelesco. Adiós, te quiero mucho.
por descomponio
 
martes, septiembre 19, 2006
  Despertar
.
Deseaba morir en tu pecho donde brotan gotitas de humedad. Leer tu piel con mis dedos y mi ingenuidad hipócrita. Modelar nuevamente tus contornos y límites. Preparado para navegar juntos, al ritmo del mar, con una marea blanca de sábanas, fundiéndonos. Que cada minuto que pasara volviera a comenzar, chocando el tiempo con su estúpida relatividad; que cada parpadeo fuese una fotografía, para insertar en mi memoria postiza. En tu piel donde nace cada pensamiento, cada amanecer. Me mirabas, me tomabas de la mano, me guiabas al centro de tu mundo. Maldecías mis voces y regañabas mi paciencia, mi timidez absorta. Dibujamos el mundo y un futuro feliz en un cielo de pintura reseca. Coloreamos días enteros, animamos meriendas y planeamos celebraciones absurdas. Entrelazado en tus nudos. Escabulléndonos en la arena. Escarbándonos. Descubriéndonos. Doblegándonos mutuamente. Uniéndonos. Sumándonos. Separándonos. Restándonos. Buscando excusas. Encontrando tonos, tonos rojos y verdes; tus rojos, tus verdes. Me explicabas tus raros conceptos, tus laberintos, tus fiebres. Me enseñabas a rodar por el pasto y caminar entre árboles a ojos cerrados. Tú y yo flotando, y mis miradas son lascivia.

Aferrando mis pies a donde todas las cosas nacen, en tu morada, nuestra estrella. Ahí, mis pudores sepultados, vencidos. Sin saber si por la mañana recordarás mi nombre. Con la incertidumbre de si me considerarás un error. Con el alma colgada, esperándote.

Deseaba morir en tu pecho donde brotan gotitas de humedad. Sabiendo que no estas dispuesta a mí, a mis soplos y nadar. Me mataste con dos palabras de burla, antes de un sorbo. Y yo esperaba a que me hundieras en las miserias de tu mala fama.

Nunca. Nunca más. Nunca más diré. Nunca más diré lo que siento. Nunca más diré lo que siento por ti. Nunca. Nunca más. Nunca más sabrás. Nunca más sabrás algo de mí. Nunca más sabrás algo de mí y mi amor. Amor. Amor enfermizo.

- Dios, ayúdame - musité. Desgarrando las sílabas ilusas, redondas, ingenuas por mi garganta; agotando así, toda mi fe.


Ed
.

 
jueves, septiembre 14, 2006
  192.168.1.3
La mujer… a la que maté, se llamaba Sofía.
El hombre al que amé se llamaba Gabriel
Le di un tiro por la espalda, pero no murió, tuve que acercarme y rematarla en el piso. Prefiero creer que no sufrió.
Lo quise tanto que llegué a creer que me volvería loca de amor, como un personaje idiota de un cuento horrible.
No me vio la cara, estuvo siempre de espalda, incluso cuando estaba en el suelo. Se siente feo esto, no es como cuando le das una paliza a alguien. Al menos ahí sabes que el idiota seguirá respirando, moreteado, pero respirando.
Y lo busqué y lo hice mío, al principio fue bueno, llegué a creer que él también me amaba, pero resultó ser un bruto, nunca me llegó a entender, nunca llegó a entregarse de verdad. Siempre sospeché de otra mujer... siempre.
Cuando haces algo así es mejor no pensar, ir directo a la acción. Lo que se decide se hace y lo que se hizo ya no se puede echar atrás. Así funciona esto ¿no? Es como darle cuerda a un trompo, lo tomas, enrollas y lo dejas andar, sin pensar en que chocará o caerá por el desagüe, sin pensar en que habían hijos, padres o esposos.
Pero no lo odio, lo he intentado con todas mis fuerzas pero no lo puedo odiar, aún espero que vuelva, que me llame y me quiera. Que tonta ¿no?, pero así tiene que ser, el amor duele, las canciones duelen, hasta respirar se me hace duro a veces. He querido morir, no lo niego, hay algo roto en mí, algo que se pudre y me hace querer morir.
Maté a una mujer por quinientos mil pesos. Me dijeron que se llamaba Sofía, que estaría mejor muerta y que había sido infiel. Me carga pensar en ella, me carga revivir el momento… quisiera poder borrar las manchas, tirar la pistola al río y olvidarme de ella para siempre… pero no puedo. Me la imagino corriendo por la calle húmeda, con las ropas ensangrentadas y la cara llena de risa/ se ríe de mí.
Quise a un hombre que me dejó. Se fue con otra. Y me duele pensarlo en un cuerpo que no es el mío. Me duele resignarme a que sea feliz con otra y que ya no me quiera, que nunca me haya querido. Me duele mirar mi cuerpo que ya no es suyo, que está marchito, que le hace falta. Frente al espejo lloro y me pongo loca. No quiero esta vida inútil, no quiero mi cama vacía/ de él


Gabriel/ su estado es vuelvo enseguida
Sofía/ aparece como no conectado

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lunes, septiembre 11, 2006
  de matarte
Me dice que está decidido, que quiere irse de esta casa grande; que necesita desaparecer para que el drama ya no lo encuentre. Me observa acucioso, directamente, con los ojos podridos de tanta impotencia. Que nadie lo entiende, que todo es una farsa; que están jugando a la familia feliz y que ya no es capaz de llorar. Hace una pausa, como para llenarse de motivos. La habitación queda en silencio y yo le miro los pies.
Levanta los brazos en dirección a las moscas y el lugar se llena de ruido otra vez. Me grita que tiene miedo de volver a ilusionarse, que quiere olvidar a su padre y dejar a su madre tendida en los sueños de niñita…, porque ella se lo buscó y él ya nada puede hacer. Hago como que comprendo y se refugia en su maleta porque el verano fue malo con él. Que está enamorado, que ahora es bueno; que, por favor, le mire las esperanzas, las alucinaciones.
Le acomodo las pertenencias, ahí, de soslayo, sin que se entere…, porque necesito que crea que me voy con él; porque me duele demasiado la personalidad como para pensar distinto. Apruebo su condición de víctima con la cabeza y le doblo un pantalón.
Que le diga que la vuelve a querer y que lo acepte en su casa de nuevo. Que ya no se va a portar mal, que es doloroso estar lejos y que quiere formar una familia con ella. Que me retracte, que es bruto de su parte pensar así.
Me siento sobre la cama, a un lado de la maleta. Lo incito a que se instale junto a mí. Le acaricio el pelo y lo detesto desvalido; que su infelicidad es tonta, que quiere abandonar el hogar inmundo, me dice…, así, mirando la pared; así, mintiendo. Que se siente un fracaso, pero que le queda bien. Que mejor la mata, que exculpa a sus padres y no la piensa.
Que ya está cansado, que ya no quiere odiar a nadie más.
Que hoy tiene ganas de caminar al lado de la pena mínima, de buscarla entre la gente… de sentirse importante otra vez. Me confiesa que no se quiere ir.
por descomponio
 
lunes, septiembre 04, 2006
  buitres

Noche en mi habitación
Cielo tórrido
Cortando el aire en círculos
Pululan buitres pacientes

Esperan devorarme

Y caen en picada
Ofrezco mis entrañas sin remordimientos
Cubro mi rostro con las palmas de mis manos

Despierto

Estoy colgado de una estrella
Una sábana blanca sin término se enrolla en mi cuello
Veo como duerme la ciudad
Y no respiro
Mi faz hinchada estallará sin remedio
Mancharé los arbolitos de ideas maldecidas


Te veo

Y me salvo


Caigo en retazos desconocidos

Todo cambia


Te respiro


Eres cielo
Aleteo prematuro
Vudú

Eres cicuta
Objeción
Gemido


Eres credo


Tengo mis manos vacías
Pero soy capaz del mundo



Ed

 
mejor nos quedamos en santiagoponiente

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