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La mujer… a la que maté, se llamaba Sofía.
El hombre al que amé se llamaba Gabriel
Le di un tiro por la espalda, pero no murió, tuve que acercarme y rematarla en el piso. Prefiero creer que no sufrió.
Lo quise tanto que llegué a creer que me volvería loca de amor, como un personaje idiota de un cuento horrible.
No me vio la cara, estuvo siempre de espalda, incluso cuando estaba en el suelo. Se siente feo esto, no es como cuando le das una paliza a alguien. Al menos ahí sabes que el idiota seguirá respirando, moreteado, pero respirando.
Y lo busqué y lo hice mío, al principio fue bueno, llegué a creer que él también me amaba, pero resultó ser un bruto, nunca me llegó a entender, nunca llegó a entregarse de verdad. Siempre sospeché de otra mujer... siempre.
Cuando haces algo así es mejor no pensar, ir directo a la acción. Lo que se decide se hace y lo que se hizo ya no se puede echar atrás. Así funciona esto ¿no? Es como darle cuerda a un trompo, lo tomas, enrollas y lo dejas andar, sin pensar en que chocará o caerá por el desagüe, sin pensar en que habían hijos, padres o esposos.
Pero no lo odio, lo he intentado con todas mis fuerzas pero no lo puedo odiar, aún espero que vuelva, que me llame y me quiera. Que tonta ¿no?, pero así tiene que ser, el amor duele, las canciones duelen, hasta respirar se me hace duro a veces. He querido morir, no lo niego, hay algo roto en mí, algo que se pudre y me hace querer morir.
Maté a una mujer por quinientos mil pesos. Me dijeron que se llamaba Sofía, que estaría mejor muerta y que había sido infiel. Me carga pensar en ella, me carga revivir el momento… quisiera poder borrar las manchas, tirar la pistola al río y olvidarme de ella para siempre… pero no puedo. Me la imagino corriendo por la calle húmeda, con las ropas ensangrentadas y la cara llena de risa/ se ríe de mí.
Quise a un hombre que me dejó. Se fue con otra. Y me duele pensarlo en un cuerpo que no es el mío. Me duele resignarme a que sea feliz con otra y que ya no me quiera, que nunca me haya querido. Me duele mirar mi cuerpo que ya no es suyo, que está marchito, que le hace falta. Frente al espejo lloro y me pongo loca. No quiero esta vida inútil, no quiero mi cama vacía/ de él
Gabriel/ su estado es vuelvo enseguida
Sofía/ aparece como no conectado
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