famosito en renca, mi amor
Y te espero aunque no llegues nunca; y escribo la noche entera por el beso idiota… y me miras extrañada, distinta, como si aquí no hubiese pasado nada, como si no hubieses sangrado, como si no te hubiese querido, como si no me hubieras querido.
Me duele una mujer; y la extraño; y tengo miedo porque el tiempo se acabó.
dos a.m.
De susceptibilidad hiriente, de orgasmos reprimidos. Me tatúo a Capote en las piernas y camino por la última noche de los dos. Que me querías famoso y yo te quiero así, simplecita, más que la primera vez; ilusionado con respuestas, abandonándolas en el extremo superior derecho de la nación. El cuarto con moscas; dejo la repulsión a un lado, no las golpeo y revolotean en el suelo descompuesto, alicaídas, veces enteras. Que sientas que ya no te quiero, chalequito de la ligua nuevo. Que me aprietes fuerte y que me digas que todo va a estar bien. Tengo ganas de verte infeliz, con tu pelo horrible, con tu otro amor en el cuello. Tengo ganas de odiarte; de sacarte, estúpida…, de pensarte muerta, de sacudirte con los dedos. Tengo ganas de olerte mal, de verte miserable, olvidada, podrida; de llorarte, sin intentarlo.
tu fragmento // la noche de las moscas
Lo traté de fascista, ¿sabes? Y sentí que mi rostro se desfiguraba, se volvía imbécil, se arrepentía, mientras me dejaba la vergüenza. Me dijo que todos nos aburguesamos, que si no acatábamos, nos marginaban y perseguían en el súper…; que cómo iba a sostener a mi familia, que en qué colegio iba a poner a mi hijo. Hoy me lloró y lo besé, y es que con el tiempo se ha vuelto sensible… y te quise, y él estaba triste por alguien que no era suyo, y te pensé conmigo en el almuerzo familiar. Te pensé en secreto, como despertándonos…, como queriéndonos de pasado.
Hoy no es un buen día para escribir. Hoy es el día malo. Hoy es cuando decido no volver a lucrar contigo nunca más, es cuando doy cuenta que no he podido dejar de creer en ti. Y pienso en nuestra fiesta inverosímil, en los globos y serpentinas, en la felicidad plástica, en que crecí queriéndote y en que ya nada podría llegar a emocionarme/que viene a ser distinto a la sorpresa.
Hoy te quiero cerquita/cerquita, de todas formas. Hoy te quiero llorándome, como por las manos…, como por los dientes y la vida fea. Aún no te quito, pero me estoy despidiendo de tu personaje y de las voces públicas, apelando a la vigilia absurda del día en que, por obra de la virgencita, abra la puerta y seas tan tú del otro lado.
Me sulfuro con facilidad, ¿sabes? No, cómo has de saberlo. Es que quiero otra vida… quiere ponerme el uniforme, y yo lo golpeó en el santalucía, y me convierto en héroe. Y me trasciendes hasta en los dedos y yo no te quiero olvidar. Que no tenga miedo, me dice el que me recomienda y ofrece trabajo.
Mejor me dejas así, como estoy… extrañándote, como por partes. Mejor me dejas en sampablo reconstruyendo los veranos sin que se entere nadie; esperándote, mientras no vienes nunca más por mí; relatándome el cuento horrible, creyéndome el final feliz de la vida…, ese del enamoramiento senil, el de la existencia de los dos, el telenovelesco. Adiós, te quiero mucho.
por descomponio