TRINIDAD i TOBAGO
jueves, octubre 19, 2006
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-Nos ganamos en cualquier parte (de la noche)… –de golpe, como queriéndome telefónicamente. Yo me espanto, la verdad- No importa, yo te pago.
Hacemos la pausa que no quiero recordar…, la pausa de mi primer antro nocturno. Le falló el amigo y quedo yo. Siempre supe que mentía.
-Hubieron (…) –me dice-.
-¿Cómo?... –mintiendo- no te escuché.
Dormimos juntos.


mira cómo son las cosas. Bastarda, tú… (risas)
me escribió
campión
y lo borró sobre el suelo gris de la comuna incapaz.
yo le escribí
quizo
lo guardó; me introdujo en su bolsillo
y no era para ella, pero siempre fue de.
contigo, sin miedo, cursi: de esos que dicen te amo
en mi presencia, alguna vez, dijo:
conchesumadre

Hoy caminé erguido. Llevo unos cuantos años escogiendo la salida derecha. En la opción te busco, convencido del pasado. Nunca estás. Nunca más estuvo. Sólo consigo taxistas malhablados, con el brazo izquierdo más moreno que el otro y los tres primeros botones de la camisa sancionados para el deseo.
Ando como de silencio, jurando la única micro que me llevaría hasta la copa libertadores. Diez minutos exactos: entro.
La cocina desprende un olor bastante feo. En el refrigerador se comenzó a pudrir el jamón; no hay queso, pero si lo hubiere, estoy seguro de la mutación y a estas alturas estaría agarrando un tono verdoso. No hay pan, no hay leche, hay de la mantequilla más cara. La comida envasada se acabó.
Cuatro tazas, cinco platos: tres para el té, dos para meterlos al microondas que ya no funciona. Los cubiertos los robé a mi madre, pero siempre ocupo los mismos, los tuyos, los abandonados. Rara vez como, y cuando lo hago, junto la botella de vidrio y los mismos trescientos pesos de cuando me quisiste; bebo sprite, sólo para traerte de vuelta.

-¿Andai con ese culiao? –le grito. La tomo por los hombros, la sacudo, la quiero- dime, ¿andai con ese culiao?
-Sí –me responde; se ríe. No me insulta, se ríe de mí.
Despierto. Estás besando a alguien que no soy yo. Tu boca, tu cuello, tus dientes, los de otro.

El televisor está encendido. Las cosas han cambiado de lugar desde su última visita, está todo bien. El agua no la pagué, el teléfono y la luz están próximos a extinguirse. No hay gas. El gato tuyo ya ni me quiere, se está muriendo, pero no te preocupes, mira que alcancé a bautizarlo con las dos enes… Los animales viven desde que te fuiste y los pelos en mi abrigo no hacen otra cosa más que pensar en tu retorno a nuestra casa, la que quiero pagar sagradamente.
Mi habitación está tan histérica. Noche. El protagonista muerto hace cuatro días. La tía mongólica que nunca conocí, viene por él.
Mi padre me odia, siempre lo ha hecho. El inodoro está tapado y esconde trece cigarros a medio fumar, apurados, matizando el agua hasta el tope. Escribo y me pregunto hasta cuándo, hasta cuándo voy a escribir lo mismo.
por descomponio
 
Comentarios:
Me gustó mucho el texto, pero siento que te pones cada vez más críptico... ya es casi como un sueño.
 
no entendí mucho
como que ahora todo esta en clave
demás que alguna personilla por ahi lo puede llegar a comprender.
En fin. Un gusto compartir con ud. hoy, y espero que esa rareza y melancolía se vayan junto con las razones que las causan.
 
claustrofóbico me pareció, y eso me gusta.
 
me gustó, y me gustó el final...
se lee bonito cortado.

:)
 
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