TRINIDAD i TOBAGO
jueves, octubre 26, 2006
  Romano

Sentía el calor de su cuerpo tendido, dormido, exhausto, a su lado. Estaba acostumbrado a la oscuridad de aquellas noches, en esa habitación cómplice. Sus dedos enmarañados en sus cabellos de medusa, se divertían. Pensaba, como siempre lo hacía, sentado en el lecho, mirando por la ventana los edificios muertos luego del trajín del día. Todos sus encuentros eran estéticos, cuidadosos, temerarios. En su otra mano el cigarro, que solía fumar hasta el filtro. Lanzaba el humo con esmero, delicadeza, tratando de hacer círculos perfectos, serpentinas, calamares. Observaba las figuras que subían con aleteos torpes, deformándose, haciéndose rostros, engendros huraños, para luego fundirse en las nubes de tabaco ofrendado, azulino.

Trataba de llevar la cuenta de sus pasiones, pero siempre se perdía en el mismo detalle. Aquella vez se encontraron desnudos en un sueño mutuo, irreconocibles, corriendo en círculos por la habitación vacía. Ambos tarareaban una sinfonía promiscua del siglo pasado, - Dios te salve María- , intercalado, compás; encerrando una cruz de neón. Rojo, azul, verde, centellantes. Nunca pensó que la procesión los confrontaría, uniría por la casualidad del credo, comprometiendo a reuniones clandestinas, fogosas, inestables. Entre caricias, susurró:

Romano, romano, romano, tu nombre es romano
Romano de Roma, Roma de amor al revés
Si tu nombre es romano, tú eres romana
Me deshago apostólico, me deshago católico,
Me hago romano, como tu nombre

Me hago romano, soy romano,
Busca en mis raíces mi nuevo acento
Soy romano de Roma, de tres montes

Romano, romano, romano, tu nombre es romano
Romano de bota, romano de conquista
Si tú eres romana, yo soy romano
Me hago gladia, te haces látigo, nos hacemos romanos

Romano, romano, romano
Desde hoy somos romanos


Y guiando los dedos por su cuello,


caminando el surco de su espalda suave,

la bautizó.





· Ed ·
 
Comentarios:
Romano de Imperio, Romano de siete colinas, Romano como Julio Cesar o como Marco Aurelio. Romano...

Bueno el texto.
Gisel
 
Entretenido. Me gusta cuando no hay mucha desesperanza repartida por ahí.
porque las cosas siempre están donde una no la busca, y aparecen cuando menos una se lo espera.
hablo con conocimiento de causa.
 
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