TRINIDAD i TOBAGO
sábado, junio 17, 2006
  como el real love

-Ándate. No te quiero ver... déjame sola, por favor- gritó. Él se fue. No se llevó nada, sólo dejó la puerta abierta antes de salir. Ella se levantó, y en silencio caminó hasta la misma puerta con la esperanza de volver a los días felices, con la esperanza sorda de callar la infidelidad del padre de su hijo, pero sólo se encontró con la imagen de él caminando hacia quién sabe donde, hasta desaparecer.

Se quedó triste y cerró la puerta. Esperó a estar sentada para llorar. La casa era grande y se quedó sola... Afuera todo estaba oscuro, ella se puso de pie, apagó las luces y cerró las cortinas. Todo era perfecto, así que en silencio y a oscuras lloró. Lloró porque debía hacerlo, lloró porque su pena era la alegría de otra.

Lloró durante dos horas. Lloró su chilenidad promedio, lloró su quinto de humanidades, sus tardes lluviosas, lloró a su padre muerto, lloró a su madre viva y a sus hermanos estúpidos. Lloró su vida entera, lloró su propia imagen desconsolada…, lloró hasta que ya no tuvo motivos.

La casa estaba fría, estaba oscura y no le importaba. Sus deseos de desaparecer comenzaban a golpear en las ventanas, como si le dieran ideas de cómo podía dejar de vivir de la forma más común. Hoy ella moría porque el amor de él no le alcanzaba para volver a ser feliz, ella escribía para su hijo, porque era sensato hacerlo.

Encendió las luces y buscó papel y lápiz. Escribió letras llenas de humedad, de cursilería y faltas ortográficas. Dejaba a su hijo solo, incapaz de escupirle a un mundo injusto… Era valiente porque lo abandonaba, consciente que jamás podría volver a ponerse de pie, confiada en que por primera vez pensaba en ella. Volvió a apagar las luces.

Se pensó putrefacta, agusanada, con hematomas en el cuello y con horror en el rostro. Se pensó inabrazable, llorada y maldecida… se pensó colgada en la escalera, con la corbata matrimonial de él. Se pensó buena/muerta, con una vida que no merecía vivir.

Caminó a oscuras por el pasillo hasta la habitación que sólo la noche anterior había sido utilizada por ambos. Encendió las luces, se acercó al closet y encontró la prenda citada. Salió del cuarto con el pedazo de género entre los dedos y miró la escalera. Subió los trece peldaños y amarró la corbata en el número doce. Descendió los trece peldaños y quedó por debajo de la corbata que lucía listones rojos y azules. Levantó la cabeza y miraba cómo la prenda matrimonial se movía, producto del pavor.

Caminó por una silla hasta la cocina…, se quiso valiente y lo era. En silencio escogió la silla que él ocupaba y la instaló por debajo de la escalera. Con la ayuda de sus manos pudo pararse sobre ella, tomó la corbata y la anudó a su cuello. Era un nudo tosco, sin apellido.

tengo miedo
tengo miedo, papá
tengo miedo, mamá

ella

-Ándate. No te quiero ver... desaparece y déjame sola, por favor- te dije con odio, esperanzada en que me abrazarías y dirías que todo iba a estar bien y que volveríamos a nuestra felicidad madura. Él cruzó la puerta y ya no lo volví a ver. El mundo se me dio vuelta y me destrocé el pulmón, golpeándome con mi propia pena.

Voy a llorar porque quiero dejar de pertenecer a un mundo que no me corresponde, que no me merece. Voy a llorar porque prefiero morir antes que ser borracha. Me voy a colgar sin experticia, porque los de mi clase mueren así.

Escribo para el niño temeroso.

La casa está en silencio y a oscuras camino hasta mi/nuestra habitación. En el primer compartimiento del closet encuentro una corbata. Subo las escaleras y la ato al penúltimo peldaño, desciendo y me quedo mirando tu corbata. Voy a la cocina y escojo una silla, doy media vuelta y la instaló por debajo de la escalera. Pongo mis pies en ella, tomo tu prenda y la amarro a mi cuello… Me persigno, le doy una patada a la silla y con mis pies sin sustento me arrepiento.

él

A ver si paso por Curacaví y te dejo una florcita, pensando en nuestros días felices.




Por Knox


 
Comentarios:
me encantó el remate.me gusta como contienes la emotividad barata. pero el secreto no lo descubro.
 
es que no has puesto la suficiente atención, denisse.
 
Que emotivo lo que escribes.....es genial que alguien pueda llegar a lo más profundo de los sentimientos....
 
me gusta eso del se pensó.
 
(Esto es demasiado. Nunca más escribo para después tener estas humillaciones frente al talento absoluto de los trinitenses)

Me duele el amor tan doloroso.

Es cierto, si hay amor en la persona, las sensaciones se intensifican, pero no sólo las malas.

Trinitenses, les hago un reto: Escriban algo feliz. No es un mundo rosado, pero hay momentos en los cuales no todo son lágrimas.

Espero respuesta.
 
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